Atraco casi perfecto por José Ramón Gómez
Era el golpe ideal.
El persa, mi gatita y yo.
Una banda cojonuda, juntos desde cachorros. Éramos únicos, pero tuvo que aparecer aquel tuso sarnoso y joderlo todo.
La tarde iba cayendo y en el callejón cercano los tres maquinamos el improvisado plan perfecto. La nena con el vaivén cadencioso de su culo prieto, pasearía sus ojos rasgados por la entrada del local y detectaría el talón de Aquiles.
Estuvimos de acuerdo pronto. El pequeño tragaluz era el punto ideal para irrumpir allí dentro y arramblar con todo. Nadie vigilaba la salida y el gordo vejestorio que estaba tras el mostrador no tendría huevos para hacernos frente.
Mi chica vigilaría afuera, mientras el persa y yo nos haríamos con el botín. Aquel golpe iba a cambiar nuestro destino, al menos por un tiempo. Estaba harto de dormir en la calle y pasar hambre.
Pero tuvo que aparece aquel pitbull asesino y joderlo todo. Al persa lo engancho por su pelo largo antes de que pudiera entrar en la pescadería. A mi chica le destrozó la cara cuando intentó bufar arqueando su cuerpo.
Descanse en paz el persa, ahora toca huir y que la noche nos haga pardos a los demás.
1 comentario
Mónica -
Saludos,
Mony