GANADOR NOVELPOL 2016
A la mejor novela negra publicada en 2015.
SUBSUELO de Marcelo Luján.
A la mejor novela negra publicada en 2015.
SUBSUELO de Marcelo Luján.
Rosa Ribas y Alexis Ravelo, con sus novelas Don de lenguas y La estrategia del pekinés, han sido los ganadores de la edición 2014 del PREMIO NOVELPOL que concede, por votación entre sus miembros, la "Asociación de Amigos de la Literatura Policiaca Novelpol" a la mejor novela publicada en el año 2013.
La asociación NOVELPOL de amigos de la literatura policial decide otorgar el premio a la mejor novela publicada en 2012 a
Porque El secreto de Rómulo Agusto es una novela coral, dificilísima de escribir y su trama no pierde intensidad en ningún momento, mas bien al contrario, va ganando fuerza con cada uno de los giros.
Porque la narrativa de Sergio Clavel está muy cuidada y plena de buen hacer.
Porque es una novela muy visual, pura cinematografía literaria y sin necesidad de recurrir a una pirotecnia argumental.
Porque los diálogos son ágiles, los personajes atractivos y el paisaje urbano y ambiental tremendamente detallado.
Porque tiene un ritmo cardiaco, de buen thriller y presenta una buena documentación histórica.
Porque se desarrolla en tres entornos atractivos e imprescindibles: Nápoles, Barcelona y La Habana.
Porque en la novela se toca el tema de los nacionalismos y otros, con personajes tan reales como Yoani Sanchez, conocida bloguera cubana o Roberto Saviano.
Porque es una novela actual, donde la corrupción y la crisis económica van de la mano y Sergio Clavel no rehúye el aderezar su trama con tintes de una realidad tan decepcionante como dramática.
Porque es un autor novel y desarrolla un estilo literario que pareciese ser su vigésimo quinto best seller.
Y porque a riesgo de parecer cursi, decir que entretiene y divierte que en los tiempos que corren no es poco.
Por José Ramón Gómez Cabezas.
Después de un empate técnico en votos de los lectores, los votos de los asociados han sido decisivos, por tanto:
La asociación NOVELPOL de amigos de la literatura policial decide otorgar el premio a la mejor novela publicada en 2011 a
EL PAIS DE LOS CIEGOS DE CLAUDIO CERDÁN
He de confesar que no he leído La fiesta del Orfeo, pero tras terminar Letal como un solo de Charlie Parker me han entrado unas ganas locas de abordar las estantería y lanzarme como un poseso hacia la primera incursión narrativa de Javier Sánchez Márquez.
Me explico, la sexta publicación, de este autor sevillano, huele a clásico desde su portada. Eddie Bennett, el protagonista principal, es un investigador que aunque salpicado de matices reconocibles, sobrevive a ellos con carácter y personalidad. El escenario no podía tener mas sabor, Las Vegas y en medio de desierto, justo al lado de una zona militar, la grabación de un clásico de culto del cine de los años 50, El conquistador de Mongolia. Para colmo, la trama al mas puro estilo de película en blanco y negro, entremezcla la desaparición de una actriz de reparto con la presencia de gángsters, el juego y estrellas hollywoodienses como John Wayne, Dean Martín y el mismísimo Frank Sinatra. Todo ello hilvanado con una precisión narrativa y unos diálogos determinantes que hacen de este novela algo muy letal que te cautiva y no puedes abandonar hasta la última página.
Bravo una vez mas por los chicos de Salto de página, imprescindible editorial desde que publicaran por primera vez en España a Carlos Salem y Leonardo Oyola, y como no por supuesto, bravo, bravísimo por Javier y su estupenda novela, a partir de hoy favorita en mis quinielas como una de las mejores del año, y eso que apenas acabamos de empezar.
http://www.saltodepagina.com/critica/letal_como_un_solo_de_charlie_parker-48/
He leído todos los libros de Ricardo Bosque hasta ahora publicados, a cada cual mas original, si ya Tana Marqués me cautivara hace tiempo, ahora la genial pluma (lo siento Ricardo) de este aragonés de pura cepa, diseña un personaje singular, quizás no tan original como los anteriores, solitario, chulesco y de bragueta fácil, con tintes de investigador clásico, pero que se mueve con soltura en una ciudad única del año 2041, la Venecia del norte de España, Zaragoza, si, no os asustéis, es aquí donde vuelve a percutir la infinita creatividad de la versión 2.0 de Ricardo Bosque, porque eso sí, no lo he comentado hasta ahora, este singular “Cuestión de galones” solamente se puede leer en su versión electrónica, de momento, atrevimiento del autor que compensa con varios formatos y plataformas de adquisición, pero sobre todo a un precio totalmente razonable, hecho que hay que aplaudir en estos tiempos que exigen soluciones genuinas.
La trama es lo suficientemente enrevesada como para mantener la alerta encendida de principio a fin, cada uno de los personajes, tanto principales como secundarios, van ganando entereza a medida que la narrativa precisa y sin más aderezos retóricos que exige el guión del humor y la ironía, te va deslizando hasta un final perfectamente pertrechado para la ocasión. Ni un pero si quiera, porque aunque mi torpeza al reseñar haga parecer que esto es fácil, os puedo asegurar que conseguir una novela tan pulida que despierte una lectura tan voraz, ni mucho menos lo es. Bravo, Ricardo.
http://literaturascomlibros.es/2011/12/17/cuestion-de-galones/
A toda la organización que hace posible La Semana Negra de Gijón cada año.
Enhorabuena.
El humo en la botella de Juan Ramón Biedma.
Enhorabuena.
La SEMANA NEGRA y el ATENEO OBRERO DE GIJÓN
convocan el
XXIV Concurso Internacional de Relatos Policíacos
que se regirá por las siguientes
BASES:
1. Los textos estarán redactados en español y deben ser originales e inéditos.
2. Todos los trabajos se deberán presentar mecanografiados a doble espacio, con un máximo de 68 caracteres por línea y 32 líneas por página y con una extensión máxima de seis páginas. Se admitirán como máximo dos relatos por autor.
3. Los trabajos, que no podrán llevar firma ni señal alguna que delate su procedencia, deberán enviarse por triplicado (en caso de envío por correo ordinario) y haciendo constar en el encabezamiento el título elegido al Apartado de Correos 271 (33280 Gijón, ESPAÑA), en un sobre cerrado en cuyo exterior se indique «Para el XXIV Concurso Internacional de Relatos Policíacos». El envío deberá ir acompañado de otro sobre cerrado en cuyo exterior figure exclusivamente el título del relato y en cuyo interior figurarán los datos del participante: nombre, apellidos, dirección, teléfono y dirección de correo electrónico.
También podrán enviarse los trabajos a través de correo electrónico. En este caso, deberá enviarse mediante una única copia del trabajo en un mensaje a la dirección de correo: relatos@semananegra.org, en cuyo «Asunto» figure exclusivamente el título del relato, adjuntando un archivo con el relato en formato Word que llevará como nombre el mismo título del relato. El participante deberá enviar también, y por cada relato, otro mensaje a la dirección electrónica: plicas@semananegra.org, en cuyo «Asunto» figure el título del relato, adjuntando un archivo en formato Word que llevará como nombre el mismo título del relato y que incluirá los datos personales y de contacto del autor: nombre, apellidos, dirección, teléfono y dirección de correo electrónico.
Los participantes que opten por enviar sus trabajos mediante correo electrónico deberán hacerlo desde cuentas de correo que no permitan conocer, en ningún caso, la identidad del remitente.
4. El plazo de admisión finalizará el 10 de Julio de 2011, admitiéndose los trabajos que hayan sido certificados en correos hasta esa fecha o enviados a través de correo electrónico hasta la misma fecha límite.
5. Se establecen tres premios: un primer premio de 1000 euros y dos accesits de 150 euros cada uno. De este importe se descontarán los impuestos correspondientes.
6. La SEMANA NEGRA se reserva el derecho de publicar los relatos premiados, sin que los autores perciban, por ello, derecho alguno, quedando sólo obligada a citar el nombre del autor.
7. El jurado estará compuesto por tres escritores y/o críticos participantes en la SEMANA NEGRA.
8. El jurado podrá declarar desiertos los premios si, a su juicio, las obras presentadas no reúnen la calidad necesaria.
9. La organización no se compromete a la devolución de los originales.
10. La participación en este concurso supone la aceptación, sin excepciones, de las presentes bases.
Nominados al premio Novelpol (mejor novela policial publicada en el 2010):
El humo en la botella. Juan Ramón Biedma. Ed. Salto de Página.
Black, black, black. Marta Sanz. Anagrama.
El sonido de la noche. Xavier B. Fernández. Martinez Roca
Ricardo Pligia. Blanco Nocturno. Anagrama.
Zoran Dvnkar. Sorry. Seix Barral.
Podeis votar a una de estas novelas enviando un mail a joserra.gc@correo.cop.es hasta el día 26 de Junio.
Un saludo.
La Asociación Novelpol y la editorial Maeva colaboran en el sorteo de tres ejemplares de la novela de Jerónimo Tristante "El enigma de la calle Calabria". Para participar, enviad un mail a joserra.gc@correo.cop.es y participareis en el sorteo, hasta el miercoles día 8 de Junio que cerraremos el plazo de recepción a las 14:00. Suerte a todos.
Hola a todos:
La Asociación Novelpol quiere apoyar el grupo que se ha creado en facebook por la continuidad de la Semana Negra de Gijón que tanto aporta el panorama de la literatura negra mundial y cualquier iniciativa al respecto.
Desde aquí nuestro ánimo y apoyo.
EL CAZADOR CAZADO, de Elena Marqués Núñez (Sevilla, España)
LOS EMPLEADORES, de Tomás o. Manzanelli (Córdoba, Argentina)
EL PASO A MEJOR VIDA, de Paulino Cayón Gónzalez (Suances, España)
EL CONCEJAL ULLOA, de Javier Revilla Cuesta (Bilbao, España)
El jurado estuvo compuesto por Juan Ramón Biedma, escritor; Francisco José Jurado, escritor;Carlos Salem, escritor; David de la Sierra-Llamazares, escritor, poeta y critico; Diana Rodrigo Ruiz, escritora y poeta; Marcelo Luján, escritor; José Diego Pacheco, lector y miembro de Novelpol
Los trabajos finalistas serán publicados por la Asociación NOVELPOL, ya sea en formato digital o impreso. NOVELPOL se reserva el derecho de publicación de otros relatos si así lo considera oportuno.
El total de relatos presentados a concurso fue de 250. Gracias a todos por participar.
Se han recibido cerca de 250 relatos. De aquí hasta el 31 de Mayo, un selecto jurado de expertos compuesto por escritores, lectores y miembros de la asociación, trabajará duramente para seleccionar un ganador y cuatro finalistas mas.
Suerte a todos los que hayais participado.
El interés de la casa
Recién me había acostado cuando sonó el timbre. Cogí la Mauser de debajo de la cama y me ubiqué al costado de la entrada.
- ¿Quién es? ¡Son la una de la mañana!
No sé por qué se me ocurrió recordarle la hora al impertinente que tocaba a mi puerta. Dudo que lo fuera a inhibir.
Pensé que podía ser mi vecina, una cincuentona soltera que periódicamente me reclamaba por algo y a quien solía despedir con un portazo en la cara. Que mi camioneta mal estacionada bloqueaba su entrada, que la luz de mi patio trasero le impedía dormir, que mis rottweilers ladraban muy fuerte. Era la típica vieja de mierda que, condenada al ostracismo de hermanas casadas y sobrinos que no tenían interés en conocerla, dedicaba su vida a amargársela a los demás. Pese a que nadie la echaría de menos, darle un tiro era muy riesgoso. Peor sería enterrarla en su casa. La policía se daría cuenta que profané su pasto perfectamente cortado, el mismo que hacía parecer a mi patio un paisaje lunar.
- ¡Soy yo, Pablo! ¡Ábreme, Ricardo!
El ojo de la puerta distorsionaba la cabeza de Pablo y lo hacía parecer uno de esos extraterrestres de la autopsia en Roswell. El pobre descansaba con las palmas de las manos apoyadas contra la muralla, mirando al suelo y jadeando como si acabara de correr una maratón o un policía lo fuese a registrar.
Escondí mi revolver y retiré el pestillo. Antes que alcanzara a decir algo, me abrazó.
- Hermano, ¿cómo estás? Disculpa que me aparezca a esta hora, pero no tengo a dónde ir. Necesito que me ayudes. Es algo urgente…
- Pablo, qué sorpresa, le dije con toda la espontaneidad de un rehén leyendo un comunicado de Al-Qaeda.
- Ricardo, estoy cagado…
Su tono de voz se había vuelto aún más agudo que lo habitual y como buen neurótico comenzaba a tartamudear.
- A ver, tranquilo. Entra de una vez y déjame cerrar.
Lo empujé a un lado y me asomé a la calle. Tras constatar que no había movimiento, volví a poner pestillo.
- Cuéntame, ¿qué te pasó?
Pablo se había sentado en la orilla del sillón con las manos metidas entre los muslos. Me miraba cual niño esperando a que el profesor lo autorizara a hablar. Prolongué su agonía unos segundos y fui a sentarme al otro lado del living.
- Bueno, ¿y?
- Tienes que ayudarme, Ricardo. Estoy en problemas.
- ¿Y?
- ¡Es que no entiendes!
Quería darle un puñetazo. Sólo uno, que es lo que basta para tranquilizar a tipos como él. Pese a que en nuestros casi veinte años de amistad habíamos tenido varios encontrones, nunca lo había golpeado. Su suerte no había sido igual con los matones que tantas veces abusaron de él en el colegio, convirtiéndolo en un alfeñique perpetuamente inseguro y a mí en su guardaespaldas de facto.
- ¿Recuerdas que me puse a trabajar para García?
- Por supuesto. Yo te conseguí ese trabajo, Pablo.
- Lo sé. Es que hace tiempo que no nos vemos.
- También lo sé. No volviste a llamarme desde que comenzaste a ganar plata…
- Sabes que no es así…
- …y a juntarte con tus nuevos amigos.
Pablo me miraba a los ojos, indeciso entre pedir perdón o mantener la pose de rudo que se había inventado en el último tiempo. No lo veía hace meses, pero yo también era empleado de García y me llegaban las historias. Que Pablo había abierto un bar, que su novia había chocado el auto que le acaba de regalar, que al día siguiente le compró uno nuevo.
Nada de eso me sorprendía ni me enojaba. Más rabia me daba ver la huella de barro que Pablo dejó tras suyo al entrar a mi casa. No es que me preocupara la alfombra. Estaba tan gastada que parecía que un grupo de bailarines callejeros la usó para una competencia de breakdance. Lo que me molestaba era comprobar que Pablo estuvo espiándome escondido en los matorrales.
- ¿Y cómo te ha tratado García?
- No me puedo quejar, pero en este momento tengo un problema de liquidez.
- ¿Liquidez? Tengo entendido que te ha ido bastante bien. ¿Acaso no estabas a cargo de sus cobranzas? Ese es un muy buen trabajo. ¿Cuánto te estaba pagando?
Pablo sonrió como siempre lo hacía cuando hablábamos de dinero. Era su forma de insinuar que era exitoso pero sin caer en el mal gusto de darme una cifra para corroborarlo.
Siempre pensé que le iba a ir bien. Cuando recibí su llamado por cobro revertido desde Chile, no lo podía creer. Se venía a vivir a Estados Unidos y necesitaba que lo alojara unos meses. “Tuve un enredo con mis restoranes, se acumularon las deudas y decidí que era mejor irme del país”, me explicó. No quise preguntar más.
Yo me vine unos años antes, claro que por razones distintas. Necesitaba un trabajo bien pagado que justificara mis cinco años de periodismo en la universidad y pensé que acá lo encontraría. Estados Unidos no es un país que te mienta con promesas, sino más bien un lugar que no se da la molestia de advertirte que tus expectativas son muy altas.
Me fui a vivir a la casa de unos parientes en DeKalb, Illinois, una de esas ciudades del Medio Oeste con un centro de tres cuadras, dos iglesias y un Wal-Mart. A un mes de mi llegada, me ofrecieron un puesto de reportero para un periódico hispano. Como buena publicación latina en gringolandia, su editora no sabía la diferencia entre una grave y una aguda y su prioridad no eran las noticias, sino conseguir auspiciadores. En medio de las peores batallas de la invasión a Irak, titulábamos con artículos sobre la fiesta de la Virgen de Guadalupe en la escuelita local (“Lupita es Nuestra Virgen”) o la inauguración de una nueva compraventa de autos (“Toyota-DeKalb ofrece los mejores créditos. ¡Y lo atienden en español!”).
El semanario circulaba como suplemento de un matutino en inglés. Su dueño se guiaba por dos principios: “Si eres bilingüe, te pagamos la mitad” y “Si no te gusta, te reemplazamos por un estudiante en práctica”. Así fue. Me pagaron un poco más del sueldo mínimo y, tras renunciar a los dos meses, una muchacha de secundaria ocupó mi puesto.
Al menos saqué algo bueno de mi trabajo de periodista en la comunidad hispana de DeKalb. Fue la noche que cubrí un torneo de box amateur y conocí a García. Nos hicimos amigos de inmediato. Nunca había conocido a alguien que supiera más de peleas que yo.
García controlaba las apuestas y representaba a los boxeadores. La noción de “conflicto de interés” nunca pasó por su cabeza. Tampoco pasó por la mía cuando me ofreció ser su corredor de apuestas y luego su guardaespaldas.
- La verdad es que me estaba yendo bien, Ricardo. Esto de los números es lo mío. No sabes cuánta gente le debe plata a García en esta ciudad.
- Sí lo sé. Recuerda que yo también manejé plata para él.
- Sí, pero tú más bien sirves para otro tipo de trabajos.
Pablo ganaba confianza. Una hora más y estaría con los pies sobre la mesa de centro, mandándome a comprar cerveza.
- ¿Te acuerdas de Susana?
- ¿Tu novia?
- Una de mis novias, Ricardo.
- Sí, ¿y?
- Nos fuimos a vivir juntos hace unos meses. Compré una casa aprovechando los precios bajos. Debieras verla.
- Si me invitaras, quizás iría.
- Disculpa, Ricardo. Es que he estado con la cabeza en otras cosas.
- Cosas como Susana.
- De hecho, sí. Tú sabes cómo es ese tipo de mujer. Gasta como si las tarjetas de crédito no tuvieran límite.
- Nadie te obliga a comprarle todo lo que quiere.
Pablo levantó la vista.
- Ricardo, no estoy aquí para que me des consejos.
- ¿Entonces para qué mierda estás aquí?
Pablo volvió a enterrar sus manos entre los muslos.
- He perdido mucha plata, Ricardo. Estoy tapado en deudas y no sé qué hacer.
- Pídele a García que te preste. Seguramente te va a ofrecer la tasa de interés de la casa.
- Ese es el problema. Ya me la ofreció.
- ¿Y?
- Y la tomé. Le pedí diez mil dólares y no fui capaz de pagárselos.
- ¿Y ya hablaste con él?
- Sí, y me los perdonó. El problema es que eso aún no cubre todo lo que debo. Le acabo de comprar un auto nuevo a esta imbécil y el banco me lo quiere quitar.
- Deja que lo hagan.
- No puedo.
- Vende tu casa entonces.
- Ricardo, no entiendes. No vine a este país para ser un puto mexicano que cruzó la frontera escondido en un refrigerador viejo y ahora tiene tres trabajos para salir a flote.
- No necesitas tres trabajos. Sólo tienes que gastar menos de lo que ganas. La gente está hablando de ti, Pablo. Recuerda que yo también trabajo para García.
- Sí sé. Por eso vine a verte.
- ¿Cómo?
- ¿Puedes hablar con García? Sabes que a ti te hace caso en todo y que si se lo pides me la va a dejar pasar.
- ¿Dejar pasar? ¿Acaso no te había perdonado?
- Sí, pero es que también tengo otro problema.
- ¿Cuál?
- La plata que le manejo a García…
- ¿Sí?
- Le he dado un par de manotazos. He retirado un poco más de lo que me corresponde por comisión.
- Parece que le diste bastante más que unos manotazos.
- ¿Acaso ya sabías?
- Sólo rumores. No sabía si eran ciertos. Prefiero que me lo cuentes tú mismo.
- Es verdad. Saqué un poco más de plata, pero te juro que la iba a reponer.
- Y si la vas a devolver, ¿cuál es el problema?
- García ya no quiere darme más oportunidades. Lo último que oí es que me anda buscando. Tú sabes cómo es él.
Pablo esperaba a que dijera algo. Nunca he sido bueno para mantener silencios y menos en situaciones incómodas.
- ¿Quieres tomar una cerveza?
Antes que me respondiera, partí a la cocina. Tomé dos Miller y me puse a buscar en los cajones.
- ¿Está todo bien?, gritó Pablo desde la otra pieza.
- Sí, claro. ¿Te gusta la Miller?
- Si no tienes otra cosa, me conformo con una.
- Espera un poco. Estoy buscando un destapador.
- ¿Para una Miller? Esas se abren solas.
- Tienes razón.
Volví al living y le extendí una botella. Pablo tomó un trago largo con los ojos cerrados.
- Ahora que estás más tranquilo, te lo puedo contar.
- ¿Qué cosa?
Lo miré mientras rasguñaba la etiqueta de su cerveza.
- ¿Qué cosa, Ricardo?
- Ya hablé con García. Está todo solucionado.
- ¿En serio?
- Sí.
Ajusté el silenciador de la Mauser y le dí dos tiros. Pablo cayó sobre la mesa de centro y su botella rodó por la alfombra. Al menos no se rompió, pensé, pero daba lo mismo. Con el dinero que me dio García compraría una alfombra nueva. Ese barro no iba a salir con nada.
Por Gonzalo Baena (Virginia, USA)
Desde Santuario de sombras de Amir Valle, no me había atrevido a enfrentarme con ánimo de reseñar una novela coral, pero David Torres, así como la triste actualidad del terremoto de Japón y sus efectos en las centrales nucleares del país, me han empujado a una reflexión sobre Punto de fisión la última publicación de este autor madrileño, galardonada con el IV Premio Logroño de novela.
El 26 de Abril de 1986 un aumento súbito de potencia en el reactor 4 de la central nuclear de Chernobyl, durante una prueba donde se simulaba un corte en el suministro eléctrico, produjo el sobrecalentamiento del núcleo y una consecuente explosión de hidrógeno que liberó una cantidad de material radiactivo 500 veces mas potente y destructivo que la bomba de Hiroshima.
Pripyat es hoy en día una ciudad fantasma. Años atrás llegó a ser una de las urbes con mayor futuro de toda la unión soviética, creció alrededor de la central nuclear hasta el accidente, tres días después la mayoría de sus habitantes fueron evacuados, sus animales domésticos y el ganado sacrificados. En la actualidad está abandonada, tan solo investigadores, científicos y fuerzas de seguridad custodian la zona de exclusión. Sus edificios abandonados dentro de los cuales se encuentran fotografías, juguetes de niños, ropa y otros objetos personales, se han convertido en un auténtico museo del horror.
Este es el eje sobre el que David Torres vertebra Punto de Fisión. En realidad es el manuscrito de Sergei, un niño superviviente de Chernobyl que debe regresar a la zona de exclusión para recuperar, por orden de la mafia ucraniana, recuerdos de los refugiados, el que nos hace participe del caos y el esperpento de las semanas posteriores al mencionado accidente. La increíble perícia narrativa de Leonardo Zubiri tras recibir el impacto de un rayo, los lances del inspector y poeta Rodríguez que persigue al partido independiente chulapo y el entrecruzado devenir sexual del editor Matas y su secretaria Julia, pueblan el bestiario de esta novela aparentemente surrealista y compuesta de retazos biográficos de cada uno de ellos a modo de Frankestein literario.
Debe ser muy, pero que muy difícil, componer una buena historia coral, recomponer sin perder la coherencia todas las voces narrativas que participan en el relato sin perder credibilidad en el intento, encima si pretendiéndolo o no, haces crítica social a la vez que revelas tus propias hipocondrías y los trucos editoriales de los que pueden publicarte, te juegas mucho y a decir verdad, la pericia narrativa con la que el autor finalmente hila todas las historias, hacen de Punto de Fisión una de las apuestas mas arriesgadas e interesantes de la editorial Algaida y por supuesto de David Torres, autor de trayectoria incuestionable que ya nos deslumbrara con El gran silencio y su maravillosa continuación Niños de tiza.
PUNTO DE FISIÓN
David Torres
ALGAIDA EDITORES, 2011.