Visado para Shanghai
Entre la historia que Qiu Xiaolong nos contara en Muerte de una heroína roja y esta, Visado para Shanghai, que nos llega ahora, de nuevo de manos de la editorial Almuzara en su colección Tapa Negra, ha pasado un tiempo prudencial y el inspector Chen Cao, además de seguir bien considerado por el partido de su ciudad, ha tenido que resolver un caso complicado en la ciudad de Beijing, del que en esta narración se apuntan algunas cosas, pero del que no terminamos de saber casi nada.
En Visado para Shanghai nos encontramos un caso de tráfico ilegal de personas, pero contado desde un punto de vista muy especial: ya sabemos que dicho tráfico existe. De hecho, tenemos localizado y detenido a uno de sus cabecillas, en EE.UU. Uno de los líderes de las Tríadas puede entrar en prisión, siempre que Feng testifique en su contra. Pero Feng ha puesto una condición: que su esposa Wen se reúna con él en los Estados Unidos.
Así, la agente Catherine viaja a Shanghai para acompañar a Wen a que se reúna con su marido. Una buena ocasión para una estudiante de chino de conocer de cerca el objeto de su estudio. Sólo hay un problema: Wen ha desaparecido.
Y hasta ahí podemos contar para no desvelar nada sobre la trama. Una trama que, en este caso, no resultaría especialmente complicada... si no hubiera sido porque en el Bund de Shanghai ha aparecido el cadáver de un hombre, asesinado a hachazos.
Tenemos, por tanto, al veterano inspector jefe Chen Cao, más maduro, más seguro de sí mismo, con menos dudas. Pero, en este caso, más que a investigar, le ponen como guía turístico de una funcionaria americana a la que, por un lado, no le puede pasar nada de nada. Por otro, no debe de ver según qué cosas de la China comunista posterior a los acontecimientos de Tiananmen.
Chen Cao, paciente como es él, conjugará sus labores de relaciones públicas con su olfato detectivesco, máxime porque la agente Catherine no se quiere limitar a hacer turismo por Shanghai. Así, a través de esta novela, los lectores tendremos una doble visión de la China actual: la oficial, que nos transmite el inspector, y la que es observada por los ojos escrutadores que vienen de fuera y que se lo cuestionan todo.
Y la dialéctica que se establece entre los protagonistas, por supuesto, ya que no sólo ven las cosas de forma distinta sino que sus métodos de trabajo son muy diferentes. Aunque hay cosas que les unen más allá de la investigación: la poesía.
Ya sabemos que el jefe Chen es poeta y, además, conoce muy bien la poesía tradicional de China. En este caso, su compañera está perfectamente cualificada para darle la réplica, lo que los lectores agradecemos enormemente al poder disfrutar de unos remansos de paz zen en mitad de una trama repleta de aventuras.
Porque Visado para Shanghai es más una novela a mitad de camino entre las aventuras y los viajes que puramente negra. Tiene un cierto toque a Fu Manchú, sobre todo en la resolución final del caso, que resulta de lo más ingenuo y simpático.
Una novela amable que se lee a toda velocidad y se disfruta párrafo a párrafo, paladeando las perlas poéticas con que Qiu Xiaolong va trufando su narración y que es el mejor de los guías para conocer la China de hoy, la más aparentosa y la más desconocida.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros
http://blogs.ideal.es/pateandoelmundo
En Visado para Shanghai nos encontramos un caso de tráfico ilegal de personas, pero contado desde un punto de vista muy especial: ya sabemos que dicho tráfico existe. De hecho, tenemos localizado y detenido a uno de sus cabecillas, en EE.UU. Uno de los líderes de las Tríadas puede entrar en prisión, siempre que Feng testifique en su contra. Pero Feng ha puesto una condición: que su esposa Wen se reúna con él en los Estados Unidos.
Así, la agente Catherine viaja a Shanghai para acompañar a Wen a que se reúna con su marido. Una buena ocasión para una estudiante de chino de conocer de cerca el objeto de su estudio. Sólo hay un problema: Wen ha desaparecido.
Y hasta ahí podemos contar para no desvelar nada sobre la trama. Una trama que, en este caso, no resultaría especialmente complicada... si no hubiera sido porque en el Bund de Shanghai ha aparecido el cadáver de un hombre, asesinado a hachazos.
Tenemos, por tanto, al veterano inspector jefe Chen Cao, más maduro, más seguro de sí mismo, con menos dudas. Pero, en este caso, más que a investigar, le ponen como guía turístico de una funcionaria americana a la que, por un lado, no le puede pasar nada de nada. Por otro, no debe de ver según qué cosas de la China comunista posterior a los acontecimientos de Tiananmen.
Chen Cao, paciente como es él, conjugará sus labores de relaciones públicas con su olfato detectivesco, máxime porque la agente Catherine no se quiere limitar a hacer turismo por Shanghai. Así, a través de esta novela, los lectores tendremos una doble visión de la China actual: la oficial, que nos transmite el inspector, y la que es observada por los ojos escrutadores que vienen de fuera y que se lo cuestionan todo.
Y la dialéctica que se establece entre los protagonistas, por supuesto, ya que no sólo ven las cosas de forma distinta sino que sus métodos de trabajo son muy diferentes. Aunque hay cosas que les unen más allá de la investigación: la poesía.
Ya sabemos que el jefe Chen es poeta y, además, conoce muy bien la poesía tradicional de China. En este caso, su compañera está perfectamente cualificada para darle la réplica, lo que los lectores agradecemos enormemente al poder disfrutar de unos remansos de paz zen en mitad de una trama repleta de aventuras.
Porque Visado para Shanghai es más una novela a mitad de camino entre las aventuras y los viajes que puramente negra. Tiene un cierto toque a Fu Manchú, sobre todo en la resolución final del caso, que resulta de lo más ingenuo y simpático.
Una novela amable que se lee a toda velocidad y se disfruta párrafo a párrafo, paladeando las perlas poéticas con que Qiu Xiaolong va trufando su narración y que es el mejor de los guías para conocer la China de hoy, la más aparentosa y la más desconocida.
Jesús Lens Espinosa de los Monteros
http://blogs.ideal.es/pateandoelmundo
2 comentarios
Patón -
José Andrés -
Eso si citando a Fumanchu ¿nos acercamos a un escritor muy americanizado?
US
CDC