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La puta más buena del mundo por Bartolomé Leal

Una noche pasaba por estación Mapocho en autobús. Allí se sitúan los mercados de productos agrícolas: abundan cargadores, choferes, vendedores de baratijas y subempleados. En la esquina de calles Esmeralda y San Antonio de Padua se instalan unas rozagantes putas al servicio de ese microcosmos. Rancias, vulgares, pintarrajeadas, siempre sonrientes. Noté que un joven espástico se había acercado tímidamente a Soledad. La miraba con ganas, contoneándose merced a su enfermedad.

 

La puta hizo con la cabeza un gesto de vamos, mientras le ofrecía sus contundentes tetas. El espástico aceleró sus movimientos, nervioso. La puta repitió el gesto. Finalmente se acercó, lo tomó del brazo, le dijo algunas palabras y partieron. Bajé del autobús. Los seguí hasta que la bondadosa puta gorda y al ardoroso joven con mal de San Vito, como le llaman acá, se metieron en el oscuro callejón Lídice. En un rincón meado de orines las putas prestan servicios a módico precio…

 

Soledad empezó su trabajo frotando el tembloroso pene del muchacho, quien con los ojos en blanco y espuma en la boca, luchaba por lograr una erección. La puta me sorprendió. Chilló: ¡Si me espantas al cliente, te mato, Bartolomé! ¡Mirón degenerado, como todos los escritores, carajo!

 

5 comentarios

del valle -

ja ja ja boberia nada mas coloquen algo bueno ja ja ja ja ja

Bartolomé -

Bueno, no sé... Así salió la noticia hace unos meses. Habría que pedir detalles al destacado periodista de CNN y BBC a quien pillaron en ese "lugar y postura inconveniente", como decía Javier...

SGCI. -

¿Cómo? ¿cómo es eso de la soguilla?, ja,ja,ja,ja....

Bartolomé -

Pues sí, Javier, hasta que un día cualquiera nos descubren en los baños de Central Park, a la hora de cerrar, con los huevos apretados por una soguilla y un juguete erótico (?) en el bolsillo...
Un saludo afectuoso.

Javier Abasolo -

¡Qué razón tienes, Bartolomé! El escritor es siempre un "mirón" y no podemos (ni queremos) evitarlo. Y si nos dedicamos, además, a lo "negro", siempre tenemos la excusa, si nos pillan en lugar o postura incoveniente, de decir que "nos estábamos ambientando". Un abrazo.