Entrevista al escritor, Domingo Villar
- Premio Sintagma, Brigada 21, Frei Martín Sarmiento y varias nominaciones a los Awards británicos con “Ojos de Agua” su primera novela protagonizada por el inspector gallego Leo Caldas que además ha sido traducida a seis idiomas hasta la fecha. ¿Hasta que punto el éxito obtenido, no sé si esperado, le ha beneficiado o perjudicado para sacar adelante esta segunda apuesta por el género?
Yo me conformaba con publicar mi primera novela, Ojos de agua, de manera que ver que se reeditaba y que era leída en diferentes países fue una sorpresa grande…, pero en ningún caso ha supuesto una losa. Al revés, cuando comencé a escribir La playa de los ahogados sabía que, al menos, iba de la mano de unos personajes que algunos lectores estaban esperando. Hubiese sido mucho más duro escribirla si Ojos de agua no la hubiese leído nadie.
- Las últimas noticias que tuvimos sobre “Ojos de agua” era que se estaba negociando su posible paso a la gran pantalla . Nos puede comentar algo sobre este proyecto.
Pues parece que la cosa está un poco parada. Por una parte, el guionista y el director que se iban a encargar de la adaptación están al frente de una de las series con más audiencia de la TVG y, claro, nadie puede arriesgarse a dejar un trabajo de éxito por embarcarse en un proyecto nuevo. Por otro lado, es mal momento para encontrar la financiación necesaria para rodar una película con garantías.
- Cómo se está viviendo la actual crisis inmobiliaria y financiera en su Galicia natal? ¿No es este un buen tema para aprovechar dentro de la novela negra actual?
En Galicia la crisis se está viviendo mal, muy mal, como en todas partes. Y, si soy sincero, no tengo claro que sea un buen tema para una novela de género. En las novelas policiacas, en general, el lector tiene la seguridad de que la historia va a acabar bien, de que el orden se va a restablecer. Sin embargo, parece que va a hacer falta algo más que buenos inspectores para salir de este lío.
- En esta nueva entrega está muy presente tanto el tema de la mar como el vinícola, por cierto, hablando también de otra tierra de vinos, ¿El inspector Caldas y su ayudante Estévez se necesitan tanto como Alonso Quijano y Sancho?
El mar y las viñas surten buena parte de las neveras de las cocinas gallegas, así que encargarme de ellos en una novela que transcurre en mi tierra es casi una obligación.
En cuanto a la pareja protagonista de La playa de los ahogados, más que necesitarse digamos que se complementan bien. Leo Caldas es reflexivo, a veces pasa el tiempo demasiado ensimismado, y no le viene nada mal que un tipo vigoroso como Rafael Estévez lo espolee.
- Otro de los puntos interesantes de “La playa de los ahogados” es el telón de fondo que va marcando el plano personal de Leo Caldas, como por ejemplo su relación cada vez más fatigosa con el programa de radio que tanta fama no deseada le aporta al inspector. ¿Forma parte de un reflejo personal o es simplemente un elemento literario más?
Como apunta, Caldas está harto de ser conocido por su trabajo en Patrulla en las ondas, un programa de radio de servicio público al que acude de mala gana. Es un elemento literario, claro, pero no es tan raro a los profesionales que trabajan en los medios les atribuyan cualidades de sus personajes. Algunos lo soportan. Otros incluso lo llevan bien. A Leo Caldas, en cambio, le disgusta.
- Por ultimo nos gustaría conocer cuales son los proyectos literarios de Domingo Villar para un futuro próximo y que nos hiciera alguna recomendación literaria de género y porque no más amplia también.
Llevo tiempo rellenando libretas con apuntes para una nueva novela de Leo Caldas, pero no me atrevo a hablar de un futuro próximo. Literatura y prisa son términos que no se llevan bien y, además, yo soy un escritor muy lento. Sé que estoy comenzando pero poco más.
Le recomendaré tres novelas policiacas de las publicadas recientemente en España: El poder del perro de Don Winslow, El jardinero nocturno, de George Pelecanos; y Ciudad Final de Kama Gutier.
También he disfrutado mucho con la biografía de Belmonte (Juan Belmonte, matador de toros) de Chaves Nogales.
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